sábado, 7 de junio de 2014

¿Qué significan los garabatos de los chicos?

A muy temprana edad, los niños comienzan a expresarse mediante sus dibujos. Conocé el simbolismo de los primeros trazos, qué significan los colores y los espacios de la hoja que utiliza.

  • por  Marcela Milesi


    Los garabatos infantiles son la primera actividad gráfica, que abarca desde los 18 meses hasta los 3 años de edad aproximadamente. Mediante su análisis se pueden observar si la psicomotricidad, la personalidad en evolución y la relación con su entorno, así como si hay algo que el nene esté interpretando como conflictivo o no.
    Es importante tener en cuenta que lo que se observa sobre sus aspectos emocionales, parten del mundo interpretativo del pequeño. ¿Qué significa esto? En muchas oportunidades pasa que quizás el niño perciba que existe un conflicto, mientras el adulto no lo interpreta así. Esto sucede por el simple hecho que el mundo interpretativo del niño es personal y único, tal como lo seguirá siendo a lo largo de su vida. Somos seres únicos e irrepetibles, lo que hace que tengamos nuestra manera personal y particular de sentir, percibir y relacionarnos con el mundo emocional.

    ¿Qué es considerado “garabato”?
    El garabato es el dibujo que nace en forma espontánea. Es decir, cuando al niño se le dan hojas y fibras y se lo deja que sea él quien cree, sin condicionar. Es habitual que los niños utilicen varias hojas, que las roten y que hagan comentarios sobre lo que están haciendo. Cuando se realiza el análisis de este tipo de dibujos, se toma en consideración todo el contexto, desde qué hace con sus hojas, qué colores elige y los comentarios que hace durante su actividad y al finalizarla.
    El niño comienza a dibujar entre los 16 ó 18 meses. Es en esta etapa de su vida donde comienza a descubrir que existe la relación causa - efecto. Esto se da cuando ve las marcas producidas en el papel. Este encuentro fortuito le causa mucho placer, ya que es una realidad desprendida de él y trata de reproducirlo, siendo todo un desafío el sostener el lápiz. Primero comienza con el punteado o golpeteo, los trazos son cortos, oscilantes, sin precisión e incoordinados. En esta etapa, el niño no tiene sentido del espacio, es por eso que habitualmente desbordan la hoja y, para realizar el punteo, mantienen su muñeca rígida, solo flexionando el antebrazo.


    El garabato propiamente dicho surge a partir de los 2 años, cuando el niño comienza a tener mayor control motriz. Esto le facilita tener una mayor proyección: los trazos son más largos, primero inician con rayas horizontales, luego verticales, hasta que finalmente comienzan con los círculos.



    A partir de los 3 (tres) años comienzan los garabatos representativos: habitualmente el niño comenta las figuras mientras las hace. El simbolismo del dibujo puede ir cambiando con el transcurso del tiempo, es decir, al principio el niño puede indicar que el círculo es el sol y luego la cara de su mamá. Esto significa que existe una intensión previa y los trazos son solo reconocibles por el niño.

    ¿Qué aspectos se analizan?
    La forma del garabato pone de manifiesto el nivel de adaptabilidad, la afectividad y sociabilidad del niño. Cuanto más curvo será mayor su capacidad de adaptación: será un niño que expresará su mundo emocional y que se manifieste más sociable. Si este dibujo, a su vez, tiene una presión muy débil, nos habla de un niño que es más sensible a su entorno, por lo tanto, será más influenciable. Cuando es más anguloso es un chico que tenderá a ensimismarse, más independiente y con firmeza de carácter. También suelen ser chicos más inquietos. Si encontramos rasgos curvos o angulosos ponen de manifiesto que se adaptará en función de su interés.
    El largo de los trazos nos habla de la capacidad de concentración, es decir, si será un niño que tenderá a mantener una misma actividad o necesita constantemente cambiar. Cuanto más largo es el trazo, será un niño que se vincule con una actividad por más tiempo y, cuanto más corto será más inquieto.
    La presión simboliza la energía: a mayor presión es más la energía vital que manifiesta. Cuando es tan fuerte que traspasa la hoja puede estar manifestando cierto nivel de tensión, en tanto y en cuanto, también existan trazos angulosos y desbordes en la hoja.
    El tipo de trazo nos habla del nivel de la confianza que ese niño está desarrollando. Cuando el trazo es firme, habla de mayor seguridad, confianza e iniciativa. Un trazo oscilante marca temor, falta de confianza y de seguridad.
    La dimensión pone de manifiesto cómo se vincula ese niño con el medio y su necesidad de expansión (sociabilización); cuando es grande, marca necesidad de movimiento y refuerza la autoconfianza, si traspasa los límites de la hoja puede estar manifestando falta de límites y tendencia a ser invasivo. Cuando los dibujos son pequeños nos hablan de la tendencia a ensimismarse, ya sea por inseguridad o por inhibición.
    ¿Que parte de la hoja selecciona?
    Para el análisis, se divide la hoja en cuatro partes iguales. Cada una tiene su explicación:
    * Sinistrogiro superior: Pasividad, reserva, predominio de la razón, cautela, comienzo de la separación de la madre, actitud expectante, observadora. Búsqueda de la independencia.
    * Destrogiro superior: Energía, actividad, optimismo, dinamismo, necesidad de contacto con el medio al cual le brinda seguridad.
    * Sinistrogiro inferior: Pasividad, temor, dependencia de la figura materna, necesidad de seguridad de contención.
    * Destrógiro inferior: Tendencia a ir hacia el medio, pero le falta fuerza y vitalidad, puede ser por cansancio, enfermedad, desánimo o disminución de la energía.

    ¿Qué colores utiliza? (siempre y cuando se le hayan facilitado todos)
    * Azul: Se relaciona con la noche, la pasividad, la calma, la serenidad, la sensibilidad y la ternura.
    * Amarillo: Se relaciona con el sol, el día, la actividad, la expansión, la espontaneidad, el regocijo, la alegría y la relación.
    * Rojo: Se relaciona con la sangre, el fuego. Es excitador, estimulador. Tiene relación con la fuerza de voluntad, actividad, competitividad. Puede interpretarse como agresividad (corroborado con otros ítems).
    * Verde: Relacionado con la autoestima, la auto-conservación, la autoafirmación, con el Yo. Se relaciona con una actitud defensiva, la resistencia, persistencia, y con la necesidad de reconocimiento.
    * Marrón: Simboliza las heces, como producción personal, como algo interno. Representa lo sensitivo a nivel físico. Búsqueda de seguridad ambiental, de bienestar físico.
    * Negro: Negación de la actividad, la oscuridad, la nada. Relacionado con el abandono, la renunciación, la extinción.
    * Violeta: Relacionado con lo místico, las soluciones mágicas. Inmadurez afectiva.

    Por Marcela Milesi, licenciada en Recursos Humanos (USAL), Coach Ontológico certificado (ICP) y Grafóloga (Colegio de grafólogos de Bs. As).

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