jueves, 1 de mayo de 2014

La alfabetización familiar. “Puentes” entre el jardín de infantes y los hogares de los niños.

¿Cómo colaborar con las familias desde el jardín de infantes para promover el desarrollo de la alfabetización en los niños? 
El programa de alfabetización familiar no reemplaza al jardín de infantes. Intenta garantizar experiencias que no deberían faltar en la vida de un niño: leer cuentos, decir adivinanzas, recitar versos y poesías, jugar con letras, escribir las primeras palabras con los propios padres, hermanos y otras personas cercanas y queridas.  
¿Cómo abordar con las familias los distintos temas?
Algunas sugerencias
1. La lectura de cuentos a niños pequeños
 Se pueden compartir las siguientes recomendaciones para las familias:
Antes de leerles el cuento a los niños…
  • Leer el cuento antes de hacerlo con los niños. Dado que no es común que se lea en voz alta, es necesario practicar para leer con claridad y con entonación. La lectura previa del cuento también sirve para identificar las palabras que los niños pueden desconocer y pensar cómo explicárselas.
  • Antes de comenzar la lectura, resulta conveniente presentar el cuento a los niños a partir del título, los dibujos y los personajes que intervienen. También se puede conversar acerca de lo que los niños saben del tema del cuento, recordando experiencias previas, en tanto ello facilita que sigan la lectura y promueve la comprensión del cuento.
Durante la lectura…
  • Leer de modo pausado, mostrar las ilustraciones y cambiar el tono de voz para identificar a cada uno de los personajes. El coordinador del taller puede ejemplificar esta idea con el cuento tradicional “Caperucita Roja” usando un tono de voz grave cuando habla el lobo y uno agudo cuando habla Caperucita.
  • Permitir que los niños formulen preguntas o realicen comentarios acerca del cuento durante la lectura: las preguntas de los niños indican que van siguiendo la historia y permiten saber si hay algún aspecto que no comprenden. Asimismo, es importante que durante la lectura, los adultos y los niños mayores formulen preguntas a los niños acerca de los sentimientos y motivaciones de los personajes o acerca de por qué pasó algo.
  • Para facilitar la comprensión de la historia, es importante explicar el significado de las palabras desconocidas o poco familiares para los niños.      
Después de la lectura…
  • Se puede volver a narrar el cuento junto con los niños. Para colaborar con el niño en la renarración, el adulto puede formular preguntas tales como: ¿Cómo empieza la historia? ¿Qué pasó después? ¿Por qué? El niño puede responder apoyándose en los dibujos y en su recuerdo.
  • Es conveniente leerles varias veces el cuento a los niños. Ello permite que comprendan mejor la historia, que aprendan nuevas palabras y que escuchen textos bien escritos y complejos.

La escritura del nombre propio

Para comenzar, se puede conversar con las familias acerca de por qué es importante ayudar a los niños a escribir su nombre:
  • Porque se trata de una palabra que, al ser tan importante para cada persona, permite entender que lo que está escrito tiene significado y se puede leer, que las palabras escritas “dicen” algo. Además, ayuda a que los niños identifiquen, “escuchen” el sonido con el que comienza y termina el nombre. Este es un paso muy importante para aprender a leer y escribir.
  • Porque los niños pueden escribirlo de memoria rápidamente.
  • Porque les permite a los niños empezar a aprender las letras.
  • Porque una vez que aprenden a escribir su nombre, pueden usarlo como un modelo para comparar con otras palabras: los niños empiezan a relacionar la sílaba inicial o la letra inicial de su nombre con la de otras palabras y, a partir de allí, pueden comenzar a escribirlas. Por ejemplo, un niño que se llame “Matías” podrá usar su nombre como modelo para escribir “mano” (sílaba inicial) o “muñeca” (sonido inicial).
pensar qué pueden hacer las familias en sus hogares para que los niños aprendan a escribir su nombre:
  • Hacer una tarjeta con el nombre para que los niños la tengan y la usen de modelo para copiar cuando quieren escribirlo.
  • Escribir el nombre de los niños frente a ellos en todas las situaciones en las que sea posible, por ejemplo, en los dibujos que hacen los nenes, en sus juguetes o poner nombre a una caja en la que los niños pueden libros y materiales para escribir. De este modo, los niños pueden empezar a entender la utilidad de la escritura, en el caso de estos ejemplos, para señalar que los objetos a  los que les pusieron nombre les pertenecen.
  • Una variante de las actividades anteriores es hacerles a los niños un prendedor de cartulina, una vincha o un gorro y escribir el nombre allí. Si es necesario se puede guiar la mano del niño para ayudarlo a trazar. También se puede realizar un cartel lindo con el nombre y pegarlo donde los niños quieran.
  • Otra actividad consiste en que los adultos pronuncien el nombre del niño a medida que lo escriben ya que las letras representan lo que decimos, los sonidos. Por ejemplo, si se llama “Ana”, irá pronunciando los “sonidos” de las letras a medida que lo va escribiendo: “aaaa-nnnnn-aaaa”. 
 Juegos con palabras que suenan igual (primera parte)
Se sugiere conversar con las familias acerca de por qué es importante realizar juegos con los sonidos de las palabras junto con los niños:
  • Habitualmente usamos el lenguaje y no pensamos en cómo “decimos”, en cómo suenan las palabras sino que simplemente utilizamos el lenguaje para decir cosas. Cuando los niños escuchan una palabra, por ejemplo, perro, no piensan en cómo se dice, en los sonidos que la componen, sino en lo que quiere decir, en un perro en particular, en el objeto perro. Sin embargo, lo que escribimos es lo que decimos: las letras representan los sonidos que pronunciamos. Para aprender a leer y escribir los niños tienen que darse cuenta de que las palabras están formadas por sonidos y que las letras que escribimos, representan esos sonidos.
  • Cuando los niños pequeños están aprendiendo a escribir y a leer es necesario ayudarlos a que piensen acerca de las palabras que usan: cómo suenan, cómo se dicen, ya que eso les permite realizar aprendizajes fundamentales. Cuanto antes entiendan que las letras son, representan, los sonidos que pronunciamos, más rápido pueden aprender a leer y a escribir y menos dificultades van a tener.
Luego, se puede pensar junto con los presentes acerca de qué pueden hacer en sus casas para ayudar a los niños a aprender:
  • Pensar palabras que rimen (suenan igual) con el nombre propio. Por ejemplo, el nombre “Federico” rima con “perico”, el nombre “Alan” rima con “aman” o el nombre “Carolina”, con “vecina”.
  • Una variante es pensar palabras que empiezan igual que el nombre propio o palabras que comiencen igual entre sí. Por ejemplo: “Federico” empieza como “feliz”, “Alan” comienza como “Avión” y “Carolina” como “cama”.
  • Otra actividad que pueden hacer las familias es leer rimas o inventarlas con otras palabras. También se puede leer versitos, trabalenguas, adivinanzas y poesías muchas veces.
Cantar canciones sencillas con rima y enseñárselas a los niños suele ser muy atractivo para ellos. Por ejemplo, “El payaso Plin, plin/ se pinchó la nariz/ y con estornudo/ dijo fuerte achttiis” o “Que llueva, que llueva / la vieja está en la cueva / los pajaritos cantan / la vieja se levanta / que sí, que no / que caiga un chaparrón”. 

qué se puede hacer en casa para ayudar a los niños a aprender nuevas palabras:
  • Conversar con los niños, responder a sus preguntas, formularles preguntas, escucharlos y ayudarlos a que sean precisos cuando hablan. Si ellos dicen “bicho” al ver una hormiga, les podemos decir “sí, un bicho, una hormiga”.
  • También, a partir de alguna situación cotidiana, contarles anécdotas y aprovechar todas las ocasiones para introducir palabras nuevas. Además, se pueden utilizar los cuentos y la televisión para aprender palabras que se refieren a mundos distintos, alejados de la vida cotidiana de los niños (dinosaurios, dragones, castillos, naves espaciales, etc.).
  • También es útil mostrarles cómo se usa una palabra en distintas situaciones. Por ejemplo, “hormiga” puede usarse para designar el bicho o para referirse a algo pequeño. De esta manera los niños la aprenden al verla en uso. Y cada vez que aparezca una palabra nueva en un cuento, explicársela.
  • Finalmente, hay que incentivarlos a emplear las palabras nuevas que van aprendiendo, ayudar a los chicos a que ellos las usen.

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sugerencias para ayudar a los niños a producir narraciones:
  • Completar frases que los chicos dejan en suspenso.
  • Ordenar el relato.
  • Preguntar lo que no se entiende, la información que no se dice, que se da por conocida (aclarar cuando se usa “coso, allá, esta, esa, eso”).
  • Repetir la intervención del chico ordenándola.
  • Repetir lo que dice el niño para que luego avance en el relato.
  • Contar cuentos y experiencias personales propias de manera completa y clara para ofrecer un modelo.
  • Cuidar que aparezcan todos los elementos de un relato completo: comenzar con un resumen de lo que pasó, quiénes intervinieron, dónde ocurrió, cuándo, qué fue lo que sucedió y cómo terminó.
es importante que el adulto que interactúa con los niños preste atención a dos cuestiones: la actividad que realice con el niño no tiene que ser muy difícil ya que estaría fuera del alcance de los niños, pero tampoco demasiado fácil porque no sería un desafío y no ayudaría al desarrollo del pequeño. La persona que comparta la actividad con los niños tiene que “medir” cuánta ayuda necesita el niño en la tarea que está haciendo.
En sus hogares, los niños tienen muchas oportunidades de participar con sus padres, abuelos, hermanos mayores, en las distintas actividades.
No alcanza con que el niño vea carteles en las calles, inscripciones en los productos, avisos por televisión para que aprenda a leer y escribir: los niños aprenden siempre que haya un adulto o un niño mayor alfabetizado que les señale y explique conocimientos sobre la lectura y la escritura.

¿Qué cosas se pueden hacer en las casas para ayudar a los niños?
  • Leerles a los chicos en todas las situaciones posibles: carteles en la calle, diarios, revistas, etiquetas de ropa, etc.
  • Escribir junto a los niños diciéndoles qué están escribiendo y para qué lo hacen. Así, los chicos empiezan a prestar atención a los textos escritos porque saben que “dicen algo”.
  • Leer en voz alta señalando con el dedo las letras a medida que avanza el texto.
  • Invitar a los niños a que lean ellos después del adulto haciendo “eco”, repitiendo lo que el adulto leyó.
  • Pedirles a los niños que señalen algunas palabras en el cuento. Se puede empezar con alguna palabra que se repita mucho en el cuento y cada vez que aparezca esa palabra preguntarles “¿qué dice acá?”.
Otros juegos con los sonidos de las palabras
  • Usamos el lenguaje y no pensamos en cómo decimos, en cómo suenan las palabras sino que simplemente utilizamos el lenguaje para decir cosas. Cuando los niños escuchan una palabra, por ejemplo, perro, no piensan en cómo se dice, en los sonidos que la componen sino en lo que quiere decir, en el objeto perro.
  • Lo que escribimos es lo que decimos. Las letras representan los sonidos que decimos. Para aprender a leer y escribir los niños tienen que darse cuenta de que las palabras están formadas por sonidos y que aquello que escribimos, cada letra, son esos sonidos. Por ejemplo, si quiero escribir mamá, tengo que pensar en los sonidos que forman la palabra y las letras que corresponden a cada sonido.
  • Cuando los niños chiquitos están aprendiendo a escribir y a leer hay que ayudarlos para que piensen sobre las palabras que usan: cómo suenan, cómo se dicen, ya que eso les permite realizar aprendizajes fundamentales.
  • Cuanto antes entiendan que las letras son los sonidos que pronunciamos, más rápido pueden aprender a leer y escribir y menos dificultades se les van a presentar.
actividades que pueden facilitar el reconocimiento de los sonidos de las palabras por parte de los niños:
  • Rimas y versos (repetir versos, inventar versos, adivinanzas).
  • Sonido inicial vocálico: reconocer sonido inicial. Por ejemplo, pintar los dibujos de las palabras que empiezan con A.
  •  Reconocer qué sonido falta en la palabra. (Ejemplo: qué sonido falta en “madarina” y  “apetado”).
  • Unir con una flecha palabras que empiezan con la misma sílaba.