por Marcela Milesi
Los garabatos infantiles son la primera actividad gráfica, que abarca
desde los 18 meses hasta los 3 años de edad aproximadamente. Mediante
su análisis se pueden observar si la psicomotricidad, la personalidad en
evolución y la relación con su entorno, así como si hay algo que el
nene esté interpretando como conflictivo o no.
Es importante tener
en cuenta que lo que se observa sobre sus aspectos emocionales, parten
del mundo interpretativo del pequeño. ¿Qué significa esto? En muchas
oportunidades pasa que quizás el niño perciba que existe un conflicto,
mientras el adulto no lo interpreta así. Esto sucede por el simple hecho
que el mundo interpretativo del niño es personal y único, tal como lo
seguirá siendo a lo largo de su vida. Somos seres únicos e irrepetibles,
lo que hace que tengamos nuestra manera personal y particular de
sentir, percibir y relacionarnos con el mundo emocional.
¿Qué es considerado “garabato”?
El
garabato es el dibujo que nace en forma espontánea. Es decir, cuando al
niño se le dan hojas y fibras y se lo deja que sea él quien cree, sin
condicionar. Es habitual que los niños utilicen varias hojas, que las
roten y que hagan comentarios sobre lo que están haciendo. Cuando se
realiza el análisis de este tipo de dibujos, se toma en consideración
todo el contexto, desde qué hace con sus hojas, qué colores elige y los
comentarios que hace durante su actividad y al finalizarla.
El
niño comienza a dibujar entre los 16 ó 18 meses. Es en esta etapa de su
vida donde comienza a descubrir que existe la relación causa - efecto.
Esto se da cuando ve las marcas producidas en el papel. Este encuentro
fortuito le causa mucho placer, ya que es una realidad desprendida de él
y trata de reproducirlo, siendo todo un desafío el sostener el lápiz.
Primero comienza con el punteado o golpeteo, los trazos son cortos,
oscilantes, sin precisión e incoordinados. En esta etapa, el niño no
tiene sentido del espacio, es por eso que habitualmente desbordan la
hoja y, para realizar el punteo, mantienen su muñeca rígida, solo
flexionando el antebrazo.
El garabato propiamente dicho surge a partir de los 2 años, cuando el
niño comienza a tener mayor control motriz. Esto le facilita tener una
mayor proyección: los trazos son más largos, primero inician con rayas
horizontales, luego verticales, hasta que finalmente comienzan con los
círculos.
A partir de los 3 (tres) años comienzan los garabatos
representativos: habitualmente el niño comenta las figuras mientras las
hace. El simbolismo del dibujo puede ir cambiando con el transcurso del
tiempo, es decir, al principio el niño puede indicar que el círculo es
el sol y luego la cara de su mamá. Esto significa que existe una
intensión previa y los trazos son solo reconocibles por el niño.
¿Qué aspectos se analizan?
La
forma del garabato pone de manifiesto el nivel de adaptabilidad, la
afectividad y sociabilidad del niño. Cuanto más curvo será mayor su
capacidad de adaptación: será un niño que expresará su mundo emocional y
que se manifieste más sociable. Si este dibujo, a su vez, tiene una
presión muy débil, nos habla de un niño que es más sensible a su
entorno, por lo tanto, será más influenciable. Cuando es más anguloso es
un chico que tenderá a ensimismarse, más independiente y con firmeza de
carácter. También suelen ser chicos más inquietos. Si encontramos
rasgos curvos o angulosos ponen de manifiesto que se adaptará en función
de su interés.
El largo de los trazos nos habla de la capacidad
de concentración, es decir, si será un niño que tenderá a mantener una
misma actividad o necesita constantemente cambiar. Cuanto más largo es
el trazo, será un niño que se vincule con una actividad por más tiempo
y, cuanto más corto será más inquieto.
La presión simboliza la
energía: a mayor presión es más la energía vital que manifiesta. Cuando
es tan fuerte que traspasa la hoja puede estar manifestando cierto nivel
de tensión, en tanto y en cuanto, también existan trazos angulosos y
desbordes en la hoja.
El tipo de trazo nos habla del nivel de la
confianza que ese niño está desarrollando. Cuando el trazo es firme,
habla de mayor seguridad, confianza e iniciativa. Un trazo oscilante
marca temor, falta de confianza y de seguridad.
La dimensión pone
de manifiesto cómo se vincula ese niño con el medio y su necesidad de
expansión (sociabilización); cuando es grande, marca necesidad de
movimiento y refuerza la autoconfianza, si traspasa los límites de la
hoja puede estar manifestando falta de límites y tendencia a ser
invasivo. Cuando los dibujos son pequeños nos hablan de la tendencia a
ensimismarse, ya sea por inseguridad o por inhibición.
¿Que parte de la hoja selecciona?
Para el análisis, se divide la hoja en cuatro partes iguales. Cada una tiene su explicación:
* Sinistrogiro superior: Pasividad, reserva, predominio de la razón,
cautela, comienzo de la separación de la madre, actitud expectante,
observadora. Búsqueda de la independencia.
* Destrogiro superior: Energía, actividad, optimismo, dinamismo, necesidad de contacto con el medio al cual le brinda seguridad.
* Sinistrogiro inferior: Pasividad, temor, dependencia de la figura materna, necesidad de seguridad de contención.
*
Destrógiro inferior: Tendencia a ir hacia el medio, pero le falta
fuerza y vitalidad, puede ser por cansancio, enfermedad, desánimo o
disminución de la energía.
¿Qué colores utiliza? (siempre y cuando se le hayan facilitado todos)
* Azul: Se relaciona con la noche, la pasividad, la calma, la serenidad, la sensibilidad y la ternura.
*
Amarillo: Se relaciona con el sol, el día, la actividad, la expansión,
la espontaneidad, el regocijo, la alegría y la relación.
* Rojo:
Se relaciona con la sangre, el fuego. Es excitador, estimulador. Tiene
relación con la fuerza de voluntad, actividad, competitividad. Puede
interpretarse como agresividad (corroborado con otros ítems).
*
Verde: Relacionado con la autoestima, la auto-conservación, la
autoafirmación, con el Yo. Se relaciona con una actitud defensiva, la
resistencia, persistencia, y con la necesidad de reconocimiento.
*
Marrón: Simboliza las heces, como producción personal, como algo
interno. Representa lo sensitivo a nivel físico. Búsqueda de seguridad
ambiental, de bienestar físico.
* Negro: Negación de la actividad, la oscuridad, la nada. Relacionado con el abandono, la renunciación, la extinción.
* Violeta: Relacionado con lo místico, las soluciones mágicas. Inmadurez afectiva.
Por
Marcela Milesi, licenciada en Recursos Humanos (USAL), Coach Ontológico
certificado (ICP) y Grafóloga (Colegio de grafólogos de Bs. As).